Cuenta la leyenda que entrado el siglo XV se encontraba Gragorio Medina, natural de Villamanrique de la Condesa (Sevilla), que había salido a cazar en la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina cuando notó que entre la maleza había algo ya que sus perros ladraban pero no se atrevían a rocio-pastoraentrar. Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas se encontró con la imagen de la Virgen colocada sobre el tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina y vestida con una túnica de lino blanco y verde, Cargó con la imagen y se encaminó hacia Almonte que se encontraba a tres leguas del lugar (unos 13 km.), pero no era fácil, se había esforzado tanto que, agotado, se recostó y se durmió. Cuando se despertó, la imagen no estaba junto a él. Volvió entonces al lugar donde la había encontrado y descubrió la talla de la Virgen allí de nuevo. Bajó al pueblo y contó lo sucedido.

Hoy la historia sitúa los orígenes del Rocío dos siglos antes y todo indica que fue Alfonso X el Sabio quien pudiera haber erigido aquella primera ermita, tras su conquista de Niebla en 1262, mandando colocar allí la bella imagen de la Virgen.
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